Guerra!

Yo no lo pedí, pero recientemente y sin previo aviso fui invadido. Sí, las hormigas intentaron conquistar mi casa y se transformó en un campo de batalla. Tuve que enfrentarme yo solo contra todo un ejercito organizado de criaturitas negras. Yo solo. Tipo Rambo.

Como el mio no era un ejercito entrenado, comenzamos improvisando. Logre tomar de sorpresa a varias de ellas y las maté a todas con mi pulgar asesino. A casi todas. Deje a una viva para que le advirtiera a las otras que se habían enfrentado al enemigo equivocado. Al poco tiempo regresó, pero junto a otras hormigas, quienes cargaron a las caidas y me miraron desafiantes. Había ganado la guerra. Triunfante me retiré del campo de batalla.

Estaba equivocado. Al día siguiente se habían multiplicado por miles e invadían la cocina, casi tomando el control. Intenté recuperar el terreno, pero parecía ser demasiado tarde, así que sólo logré tomar un par de rehenes en una servilleta y abandoné el lugar, mientras que las hormigas celebraban su triunfo con un festin de Coca Cola. Los rehenes no parecieron importarle al resto, asi los ejecuté sin hacer caso a la convención de Ginebra. Era el momento de tomar medidas más drásticas: Guerra Quimica.

Gracias a Raid logré recuperar la cocina. Había ganado la batalla... pero la guerra seguía sin arrojar vencedores. Decidí poner barricadas para prevenir un nuevo ataque. Ya les contaré como termina todo esto. Mantenganse alerta.

Desde Vitacura, para CNN en Español... Maks.