Soltería for Dummies
No es fácil ser soltero. A pesar del mito urbano que
envuelve la soltería, el mundo no está pensado para pasearse solo por él. Hay
muchos que nos miran con envidia por eso del “tu sí que puedes hacer lo que yo
no alcancé”. Supongo que no soy el único al que los tipos le hacen señas con
las cejas o un leve codazo a las costillas en señal de “ese departamento tuyo
debe ser un sarten: la que cae dentro esta frita”, y la verdad es que, no se si
por joder o para no decepcionar, no dices ni que si ni que no, y que se mueran
de envidia pensando eso; solo respondes con una sonrisa.
Pero la verdad es que los solteros, aun los con plata, no
somos James Bond. O quizás sí, pero no todo el tiempo. No la mayoría del
tiempo. A James Bond no lo muestran yendo al supermercado y enfrentarse a
góndolas con pan de molde cuyo paquetito más pequeño tiene 16 rebanadas y vence
en 8 días. Rápidamente calculas que sí o sí debes desayunar todos los días y
comerte al menos 2 tostadas, de lo contrario comienzas a botar. Con el queso y
el jamón ni hablar: nunca has logrado acabar el paquete antes de su caducidad.
Sigues con el carro. Llegas a la frutas y verduras. Te enfrentas a las mallas
de limones, cebollas y ajos. Decides que comprar por unidad es patético, pero
peores son los hongos y tubérculos que empiezan a aparecer. Piensas en la gente
que no tiene para comer y tu botando comida. Decides no llevar limones, ni
cebollas ni ajos.
Y llega el momento de pagar. Colas por montón. Te acercas a
la caja express “máximo 10 artículos” y te preguntas si el pack de Coronitas
cuenta como un ítem o 12. Si cuenta como 12 quedas excluido del fast track. Asi
que para no parecer el tarado que hizo la cola larga por algo que podría haber
contado como uno, metes un par de cosas más al carro: chocolates, galletas y
tonteras que compran solo los solteros, y cuando el tipo de adelante tuyo te
mira la mercadería arqueas los hombros en gesto de “tuve muy mala raja, me pase
por tan poco…”
Abandonas el supermercado en dirección a un buen restorán:
si no vas a cocinar, date el gusto que te cocine el mejor. La anfitriona te
pregunta ¿Mesa para…? ¡Uno! contestas y rápidamente comienza a retirar los
cubiertos, platos y servilletas sobrantes. Te juzga con la mirada. Esta tentada
a darte el codazo en las costillas. Tus vecinos de mesa te miran pensando que
te plantaron. Vuelve otro garzón (porque en esos restoranes hay uno para
recibirte, otro para sacar los cubiertos y un tercero para tomarte el pedido: y
no se te ocurra hacerle el pedido a la anfitriona) y te pregunta si quieres
ordenar o seguir esperando. No estoy esperando a nadie. Ordenas. Comes bien,
muy bien, bajo la atenta mirada de otros tantos.
Las mujeres la tienen aun peor ¿no? Porque en un país de
stickers en los vidrios traseros de las minivan y autos en general que se
jactan en tu cara de lo correctamente formada y perfectamente feliz que es su
familia, poner un solo monito es tan patéticamente incorrecto como escuchar a
Arjona, a pesar de que muchos te confiesan que es su sueño tener la libertad
que tu disfrutas. Peor aun si eres mujer
y estás pasada de los treinta. Es casi ilegal.
Pero es raro como la gente no termina de definir su
posición al respecto: si mirarte con lastima o aplaudirte. Es como si se
debatieran por cual equipo apoyar, porque al tiempo que te hablan de las
bondades que derivan de la soltería (el tiempo libre, la libertad, el disfrute,
etc) te venden a sus amigas o te preguntan si no hay nadie con quien estés
saliendo. Algunos son videntes o pitonisas y te dicen:
“Ya te va a llegar la hora” (lo que siempre parece más una
amenaza que un buen deseo).
Finalmente llegas a tu casa, destapas la cerveza en tu
sillón, cortas una torreja de limón sabiendo que el otro 80% se va ir directo
al basurero (pero igual tienes la esperanza y lo guardas en el refri), pones a
Miles Davis, meas con la puerta abierta, te paseas desnudo, duermes cruzado en
la cama, te levantas el sábado en la mañana y decides ir por el fin de semana a
Buenos Aires. Y James Bond vuelve a ponerse delante de las cámaras.
Si, es difícil ser soltero.