mak's blog

miércoles, agosto 29, 2012

Soltería for Dummies


No es fácil ser soltero. A pesar del mito urbano que envuelve la soltería, el mundo no está pensado para pasearse solo por él. Hay muchos que nos miran con envidia por eso del “tu sí que puedes hacer lo que yo no alcancé”. Supongo que no soy el único al que los tipos le hacen señas con las cejas o un leve codazo a las costillas en señal de “ese departamento tuyo debe ser un sarten: la que cae dentro esta frita”, y la verdad es que, no se si por joder o para no decepcionar, no dices ni que si ni que no, y que se mueran de envidia pensando eso; solo respondes con una sonrisa.

Pero la verdad es que los solteros, aun los con plata, no somos James Bond. O quizás sí, pero no todo el tiempo. No la mayoría del tiempo. A James Bond no lo muestran yendo al supermercado y enfrentarse a góndolas con pan de molde cuyo paquetito más pequeño tiene 16 rebanadas y vence en 8 días. Rápidamente calculas que sí o sí debes desayunar todos los días y comerte al menos 2 tostadas, de lo contrario comienzas a botar. Con el queso y el jamón ni hablar: nunca has logrado acabar el paquete antes de su caducidad. Sigues con el carro. Llegas a la frutas y verduras. Te enfrentas a las mallas de limones, cebollas y ajos. Decides que comprar por unidad es patético, pero peores son los hongos y tubérculos que empiezan a aparecer. Piensas en la gente que no tiene para comer y tu botando comida. Decides no llevar limones, ni cebollas ni ajos.

Y llega el momento de pagar. Colas por montón. Te acercas a la caja express “máximo 10 artículos” y te preguntas si el pack de Coronitas cuenta como un ítem o 12. Si cuenta como 12 quedas excluido del fast track. Asi que para no parecer el tarado que hizo la cola larga por algo que podría haber contado como uno, metes un par de cosas más al carro: chocolates, galletas y tonteras que compran solo los solteros, y cuando el tipo de adelante tuyo te mira la mercadería arqueas los hombros en gesto de “tuve muy mala raja, me pase por tan poco…”

Abandonas el supermercado en dirección a un buen restorán: si no vas a cocinar, date el gusto que te cocine el mejor. La anfitriona te pregunta ¿Mesa para…? ¡Uno! contestas y rápidamente comienza a retirar los cubiertos, platos y servilletas sobrantes. Te juzga con la mirada. Esta tentada a darte el codazo en las costillas. Tus vecinos de mesa te miran pensando que te plantaron. Vuelve otro garzón (porque en esos restoranes hay uno para recibirte, otro para sacar los cubiertos y un tercero para tomarte el pedido: y no se te ocurra hacerle el pedido a la anfitriona) y te pregunta si quieres ordenar o seguir esperando. No estoy esperando a nadie. Ordenas. Comes bien, muy bien, bajo la atenta mirada de otros tantos.

Las mujeres la tienen aun peor ¿no? Porque en un país de stickers en los vidrios traseros de las minivan y autos en general que se jactan en tu cara de lo correctamente formada y perfectamente feliz que es su familia, poner un solo monito es tan patéticamente incorrecto como escuchar a Arjona, a pesar de que muchos te confiesan que es su sueño tener la libertad que tu disfrutas.  Peor aun si eres mujer y estás pasada de los treinta. Es casi ilegal.

Pero es raro como la gente no termina de definir su posición al respecto: si mirarte con lastima o aplaudirte. Es como si se debatieran por cual equipo apoyar, porque al tiempo que te hablan de las bondades que derivan de la soltería (el tiempo libre, la libertad, el disfrute, etc) te venden a sus amigas o te preguntan si no hay nadie con quien estés saliendo. Algunos son videntes o pitonisas y te dicen:
“Ya te va a llegar la hora” (lo que siempre parece más una amenaza que un buen deseo).

Finalmente llegas a tu casa, destapas la cerveza en tu sillón, cortas una torreja de limón sabiendo que el otro 80% se va ir directo al basurero (pero igual tienes la esperanza y lo guardas en el refri), pones a Miles Davis, meas con la puerta abierta, te paseas desnudo, duermes cruzado en la cama, te levantas el sábado en la mañana y decides ir por el fin de semana a Buenos Aires. Y James Bond vuelve a ponerse delante de las cámaras.

Si, es difícil ser soltero. 

martes, agosto 21, 2012

La Ultima Cena


(Nota al lector: ampliar la experiencia sensorial con la cancion Wake Me Up When September Ends de Green Day de fondo)

Es casi como admitir la culpa. Y bueno, lo es. Quizás yo lo provoqué – Como serás de imbécil para dejarte humillar así ¿acaso no tienes estima? – No hay más. Prefiero jugar y perder que rendirme antes del pitazo final. Sí, todo volverá a ser como antes - ¿Cómo? ¿Vas a ignorar lo que pasó? Te crees tan fuerte pero es el mismo hecho de quedarte el que te convierte en todo lo contrario. Un débil. Blando. Penca. Eso: penca. Un hombre la habría mandado al carajo. Pero tú no eres un hombre. Tú te quedaste y, peor aún, dejaste que se quedara, en tu mismo techo. Tu misma cama. Das asco.

Y se puso a cocinar lo que creía podría ser el inicio de una reconciliación. Había bajado una receta de internet, comprado todos los ingredientes y hablado con la Raquel para que le transmitiera esos secretos ancestrales que le heredo la nona. Gnocchis, serían gnocchis con salsa de palta, su plato favorito, los que borrarían esa historia indeleble. Gnocchis y un poco de amnesia selectiva. Apostaba más por lo segundo. Ella llegaría cansada del trabajo. Comerían en la terraza, con un Chardonnay que tenía helando en el refrigerador. Volverían a reírse. Bueno, quizás a la cuarta copa. Y si todo machaba bien, culminarían el olvido haciendo un pacto en la cama, quitando al fin de al medio esa almohada eterna que los separaba como campana de box anunciando el fin del round y mandando cada uno a su esquina. No eran los gnocchis, ni la salsa de palta, ni la botella de Amelia: era el gesto de cocinarle por primera vez. De recibirla como princesa. De mostrarle lo que una vida juntos podría ser. Era decirle te perdono. 

¿Y estás cocinando? ¿Es que no alcanzas a leer la palabra “PATETICO” tatuada en tu frente? A-N-D-A-T-E. Sal de ahí. Ahora mismo: mete lo que te quepa en una maleta y lárgate. Recupera la poca dignidad que te queda. Mientras menos cosas te lleves, mejor. Que se quede con todo a modo de letra A en su pecho. El departamento será su propia letra escarlata. Pero no, sigues moliendo papas.
Luego de sufrir con la receta y comprobar que cocinar no era su fuerte (ella vería más allá del sabor), montó la mesa repitiendo pieza por pieza la de Les Jules Vernes, al menos lo que recordaba de ella. No había pasado tanto tiempo de esa época. Casi 3 años. ¿Mantel blanco? Check! ¿Centro de mesa? Check! ¿Juego de copas? Check! Se veía bien. Esto comenzaba a arrojar un olor a triunfo. Tenía Paris en la terraza. En algun momento pensó contratar un músico, pero lo descartó por si el efecto del vino aceleraba los planes. Y porque podría ser demasiado… ¿acaso todo lo demás no lo era? Sonido de llaves en la puerta. Él ya estaba vestido acorde a la ocasión:

- Hola
- Hola
- !Adivina qué cociné!
- No tengo hambre

Entrevista


Mmm… ¿Una flor? Sí, una flor. Ahí pues, si está clarito, con tallo, pétalos y todo. No, nada más. ¿Por qué? ¿Hay algo más? Ah… sí, una abejita volando, así como si fuera a polinizarla. Sí, eso sería todo.

En este otro… a ver… una montaña. No: haaartas montañas conectadas entre sí. Como medias nevadas ¿puede ser? Si yo se que no hay respuesta correctas, pero ¿ud ve lo mismo? Ok, ok… ah! Y abajo como un lago donde se reflejan esas mismas montañas… aunque si la miro de lado parecen más dos niñitas jugando en un balancín. Con el pelo al viento por efecto de la velocidad.

¿Esa era la última? ¿Cómo me fue? Ah, no, no… si tengo tiempo. Diga no más. Muy bien ¿lo primero lo primero? ¿sin filtro? Ok, démosle.

“Familia”. Claro, ud me dice amor… paf: familia… lo primero que pensé. Es que es linda la familia. Ok, ok.

“Desafío”. Si pues, si van como juntos: trabajo/desafío. Ud me dice trabajo, yo al tiro le digo desafío. Por eso de las metas, de la ambición, ud sabe… ¡del querer ser!
Chuta… esa esta más difícil… culpa… culpa… ahhh “Chocolate”. Es que en mi casa nos robábamos los chocolates de mi hermana. Ah, sin explicaciones, ok. “Chocolate”.

“Mujeres”. ¿Así está bien?

“Mesa”

No es que no tenga defectos, es que así como apurado no se me viene ninguno a la cabeza ¿ser demasiado imaginativo es un defecto? ¿No? Ya… ehhh… mmm… ya sé: soy medio despistado, me desconcentro fácil… como que puedo estar hablando de algo y veo un… un… una mosca y me quedo un rato siguiéndola con la mirada. Y en el sur habían caleta de moscas, así que imagínese, si hasta una vez, cuando íbamos con mi mama al… ah, vale,  otro defecto… mis amigos dicen que ronco. Pero es más una condición que un defecto, aunque no me queda claro que sea cierto. Hace unos años hice el experimento de… ok.

¿Ahí sí? ¿Eso es todo? Super! ¿Entonces puedo pasar a buscar a la Marce a las 8? Le prometo que la traigo de vuelta antes de las 12.


 
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